El casco, el «artefacto que salva vidas» en momentos críticos
La razón por la que los cascos pueden convertirse en herramientas que salvan vidas reside en su construcción científicamente fundamentada y sus avanzados principios de amortiguación y absorción de impactos. Los cascos de equitación comunes en el mercado se componen principalmente de una carcasa exterior, una capa de amortiguación, un forro interior, un dispositivo de sujeción y gafas protectoras.
La carcasa es la primera línea de defensa de los cascos, generalmente está hecha de materiales duros como policarbonato, fibra de carbono, etc. Estos materiales tienen una excelente resistencia al impacto y al desgaste, al igual que un escudo resistente, que puede resistir eficazmente el impacto directo de objetos externos, evitar que los objetos afilados penetren y brindar la máxima protección para la cabeza.
La capa amortiguadora es la parte central del casco y generalmente está hecha de materiales de espuma como poliestireno expandido (EPS) y polipropileno expandido (EPP). En caso de accidente y golpe en la cabeza, la capa amortiguadora actúa rápidamente. Si tomamos como ejemplo el material EPS, su microestructura única en forma de panal se asemeja a esponjas de energía bien organizadas. Bajo la fuerza del impacto, la pared del panal se dobla, pliega o incluso rompe, lo cual es clave para absorber la energía del impacto. Cada deformación de la microestructura consume y convierte la energía del impacto en otras formas de energía, como la energía térmica, reduciendo eficazmente la fuerza de impacto transmitida a la cabeza. Según pruebas profesionales, el EPS puede absorber la mayor parte de la energía del impacto durante impactos a alta velocidad, reduciendo la fuerza transmitida a la cabeza a menos del 20% de su nivel original, lo que reduce considerablemente el riesgo de lesiones en la cabeza. Al mismo tiempo, la capa amortiguadora puede distribuir uniformemente la fuerza del impacto. Cuando el punto de impacto se concentra en una parte determinada del casco, distribuirá la fuerza del impacto al área circundante a través de sus características estructurales, evitando lesiones en la cabeza causadas por una fuerza local excesiva.
La capa interior del forro suele estar hecha de tela suave o esponja, y se utiliza principalmente para aumentar la comodidad, absorber el sudor y reducir la fricción entre la cabeza y el casco. El uso de un dispositivo garantiza que el casco se ajuste firmemente a la cabeza, evitando que se caiga en caso de un impacto violento. Los dispositivos de sujeción comunes incluyen correas, hebillas, etc. Las gafas protectoras protegen los ojos de daños causados por tormentas de arena, insectos, salpicaduras, etc. Además, mejoran la visión nocturna o en condiciones climáticas adversas.
Los datos son la prueba más contundente, suficiente para hacernos comprender claramente la importancia del casco. Según investigaciones realizadas por instituciones acreditadas, el uso correcto del casco puede reducir la proporción de lesiones en la cabeza en un 70 % y la tasa de mortalidad en más de un 40 % en accidentes de ciclismo. Esto significa que el uso del casco puede reducir significativamente el riesgo de sufrir lesiones graves en accidentes. La tasa de lesiones en la cabeza sin casco es 2,5 veces mayor que con casco, y la tasa de lesiones mortales es 1,5 veces mayor que con casco. A partir de estos impactantes datos, podemos ver intuitivamente el enorme efecto protector del casco en la seguridad de los ciclistas.